El Puente, generador de milagros de quienes reclaman

Otra vez fue escenario de protestas. En esta ocasión fueron los colectiveros, así como en otras, los piqueteros o los policías. Nuevamente, miles de personas se vieron afectadas sorpresivamente.

Más allá de la legitimidad o no de los reclamos, ¿por qué siempre el puente General Belgrano debe ser el único escenario elegido para protestar por los distintos sectores que no hallan otra forma de hacer sentir su pedido? Y acá hay que decir que cualquier bandera se puede levantar como excusa, válida o no, para interrumpir el tránsito sobre él.

Ayer, nuevamente se interrumpió el paso sobre la única vía de comunicación que une a la ciudad de Corrientes con la de Resistencia, a través de la cual, miles de personas diariamente deben transitar para concurrir a sus lugares de trabajo y estudio.No se trata solamente de una calle más, es una ruta nacional que es utilizada de manera antojadiza, por ejemplo, como ayer, por un sector de trabajadores del ámbito privado. Los choferes nucleados en la Unión Tranviarios Automotor (UTA), reclaman el pago de los salarios de mayo, más el último reajuste a nivel nacional del 22%. Pero, además del corte que se inició a media mañana, sin previo aviso, ante lo cual cientos de personas se vieron sorprendidas cuando intentaron cruzar el puente, hubo paro y no se prestó el servicio.

Cerca de las 14 se liberó el acceso por avenida 3 de Abril, no así en los ingresos laterales, como ser el de avenida costanera. Decenas de colectivos fueron estacionados en las calles aledañas al puente. A esas alturas, muchos fueron los que se vieron obligados a perder tiempo caminando para llegar de una orilla del río a la otra.No es cuestión de juzgar la legitimidad o no del reclamo, cada sector trabajador tiene derecho a bregar por mejoras en su salario, pero sí se trata de analizar qué implican este tipo de acciones en el resto de la comunidad, que está también conformada por trabajadores. Todos los que tienen algo que reclamar a otros, subsidios, aumento de tarifas, incremento salarial, pedidos de residencias, o simplemente protestar porque se sienten “no respetados”, acuden al puente, cual si fuera un santo milagrero.

El problema radica en que debido a la importancia del puente en la comunicación entre las provincias de Chaco y Corrientes, y como camino fundamental del tráfico internacional del Mercosur, quienes son destinatarios de los reclamos, acceden a cumplir las demandas, muchas veces tras mucho tiempo y desgaste, para evitar complicaciones en la comunidad.Esto es un arma de doble filo, ya que ahora todos los sectores, ya sean estudiantes, piqueteros, trabajadores, se valen del corte del puente para obtener lo que quieren.

En medio de todo eso, la gente, que también considera que su salario no es suficiente, sobre todo con la inflación que vive el país, o que sus derechos no son respetados, queda presa de los cortes. Horas de demoras para llegar al trabajo o regresar de éste, gastos extras a la hora de movilizarse por tener que tomar dos colectivos o dos remises, en vez de uno.Debe existir otra forma de hacer valer los reclamos, porque en definitiva, casi nunca afectan a los responsables directos, sino a terceros. Esto desvaloriza y quita acompañamiento a las protestas, por más legítimas y valederas que fueran.

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