21 de mayo de 2008

Remiseros violentos pelean por el negocio detrás del piquete

Remiseros del Chaco-Corrientes tuvieron altercados con los de University Bus, Ticsa y Navarro. Pretendían ser la única opción desde el peaje hasta el pie del Puente.
Los remiseros del servicio Chaco-Corrientes desnudaron ayer el negocio que significa para ellos el piquete sobre el camino interprovincial. Protagonizaron violentos altercados con choferes de colectivos de tres empresas de la zona, porque pretendían monopolizar los viajes que realizan entre el peaje y el barrio de Pescadores al pie del puente General Belgrano.Cerca del mediodía, la Gendarmería tuvo que intervenir cuando un grupo de remiseros amenazaba a choferes de las empresas de colectivos University Bus, Navarro Hnos. y Ticsa con apedrear las unidades si no suspendían los viajes por el tramo en cuestión. Los remises cobran 2 pesos por este miniviaje de aproximadamente 3 kilómetros, que realizan en menos de tres minutos. Estos remises cargan cuatro pasajeros por viaje, lo que representa un ingreso de 8 pesos por cada miniviaje. En un cálculo rápido, se puede determinar que los remiseros en conjunto recaudan 16 pesos cada tres minutos con los viajes de ida y vuelta desde el peaje al Puente. En una hora, la cifra asciende a 320 pesos. En un día trepa a 7.680 pesos. Este monto se divide en aproximadamente unos 35 móviles, lo que quiere decir que la recaudación diaria de cada remisero ronda los 220 pesos.Los primeros seis días de protesta, los remiseros explotaron este tramo solos, sin competencia. Es decir, que a razón de 200 pesos por día, hasta el domingo llevaban ganados unos 1.200 pesos cada uno de los choferes.Pero el lunes, el servicio oficial de colectivos (explotado por las empresas Navarro Hnos. y Ticsa) dispusieron que sus colectivos transporten pasajeros desde el puerto de Corrientes hasta el peaje en el Chaco y de allí hasta la capital de la vecina provincia.Inmediatamente la medida fue imitada por University Bus, un servicio de minicolectivos, que también está trabajando con el trasbordo en el peaje. Ambos servicios acapararon gran parte de los pasajeros que pasan de provincia a provincia por una razón muy simple: el costo del viaje es de 2 pesos, ya que con el boleto que se hace el primer tramo se puede abordar un colectivo que espera del otro lado del peaje. Se paga una sola vez.Esto es totalmente contrario a la postura tomada por los remiseros, que parten su servicio en dos: los viajes ya comentados del peaje al puente, y otro desde la caseta hasta la plaza central de Resistencia (este último viaje cuesta 2.50 pesos).Aparentemente los choferes de remises no estaban dispuestos a perder sus 200 pesos diarios, por lo que increparon a los choferes de colectivos amenazándolos con romperles las unidades si no desistían de pasar por la zona. La actitud patoteril no parecía tener un fundamento razonable, y mas bien intentaba imponerse a través del amedrentamiento, según pudo chequear in situ La República.Los cruces fueron realmente violentos, ya que los remiseros parecían dispuestos a cualquier cosa por mantener el monopolio del servicio. Esto queda claro en la respuesta que uno de los gendarmes le dio a un chofer de University Bus: “Arreglate vos con los remiseros”, le contestó, cuando éste le pidió que intervenga.El resultado también fue significativo: el chofer de la empresa de minicolectivos desistió de cargar más pasajeros en el peaje, por lo que los remiseros cumplieron con su cometido.Pero la anarquía con la que funcionan los remises Chaco-Corrientes no sólo encuentra en los piquetes un gran negocio. También ocurre cuando el tránsito entre provincias es normal, ya que las quejas de usuarios por el pésimo servicio son permanentes.Entre las cosas denunciadas con mayor asiduidad aparecen la mala educación de los choferes para con sus pasajeros, la alta velocidad a la que viajan y la cantidad de normas de tránsito que infringen. Pero además se evidencia a simple vista la falta de control sobre el estado de las unidades y sobre el trabajo de los choferes, quienes manejan no menos de 12 horas y alcanzan jornadas extremas de hasta 16 horas.Pese a las críticas, nadie interviene y los remises siguen.

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21 de mayo de 2008

Remiseros violentos pelean por el negocio detrás del piquete

Remiseros del Chaco-Corrientes tuvieron altercados con los de University Bus, Ticsa y Navarro. Pretendían ser la única opción desde el peaje hasta el pie del Puente.
Los remiseros del servicio Chaco-Corrientes desnudaron ayer el negocio que significa para ellos el piquete sobre el camino interprovincial. Protagonizaron violentos altercados con choferes de colectivos de tres empresas de la zona, porque pretendían monopolizar los viajes que realizan entre el peaje y el barrio de Pescadores al pie del puente General Belgrano.Cerca del mediodía, la Gendarmería tuvo que intervenir cuando un grupo de remiseros amenazaba a choferes de las empresas de colectivos University Bus, Navarro Hnos. y Ticsa con apedrear las unidades si no suspendían los viajes por el tramo en cuestión. Los remises cobran 2 pesos por este miniviaje de aproximadamente 3 kilómetros, que realizan en menos de tres minutos. Estos remises cargan cuatro pasajeros por viaje, lo que representa un ingreso de 8 pesos por cada miniviaje. En un cálculo rápido, se puede determinar que los remiseros en conjunto recaudan 16 pesos cada tres minutos con los viajes de ida y vuelta desde el peaje al Puente. En una hora, la cifra asciende a 320 pesos. En un día trepa a 7.680 pesos. Este monto se divide en aproximadamente unos 35 móviles, lo que quiere decir que la recaudación diaria de cada remisero ronda los 220 pesos.Los primeros seis días de protesta, los remiseros explotaron este tramo solos, sin competencia. Es decir, que a razón de 200 pesos por día, hasta el domingo llevaban ganados unos 1.200 pesos cada uno de los choferes.Pero el lunes, el servicio oficial de colectivos (explotado por las empresas Navarro Hnos. y Ticsa) dispusieron que sus colectivos transporten pasajeros desde el puerto de Corrientes hasta el peaje en el Chaco y de allí hasta la capital de la vecina provincia.Inmediatamente la medida fue imitada por University Bus, un servicio de minicolectivos, que también está trabajando con el trasbordo en el peaje. Ambos servicios acapararon gran parte de los pasajeros que pasan de provincia a provincia por una razón muy simple: el costo del viaje es de 2 pesos, ya que con el boleto que se hace el primer tramo se puede abordar un colectivo que espera del otro lado del peaje. Se paga una sola vez.Esto es totalmente contrario a la postura tomada por los remiseros, que parten su servicio en dos: los viajes ya comentados del peaje al puente, y otro desde la caseta hasta la plaza central de Resistencia (este último viaje cuesta 2.50 pesos).Aparentemente los choferes de remises no estaban dispuestos a perder sus 200 pesos diarios, por lo que increparon a los choferes de colectivos amenazándolos con romperles las unidades si no desistían de pasar por la zona. La actitud patoteril no parecía tener un fundamento razonable, y mas bien intentaba imponerse a través del amedrentamiento, según pudo chequear in situ La República.Los cruces fueron realmente violentos, ya que los remiseros parecían dispuestos a cualquier cosa por mantener el monopolio del servicio. Esto queda claro en la respuesta que uno de los gendarmes le dio a un chofer de University Bus: “Arreglate vos con los remiseros”, le contestó, cuando éste le pidió que intervenga.El resultado también fue significativo: el chofer de la empresa de minicolectivos desistió de cargar más pasajeros en el peaje, por lo que los remiseros cumplieron con su cometido.Pero la anarquía con la que funcionan los remises Chaco-Corrientes no sólo encuentra en los piquetes un gran negocio. También ocurre cuando el tránsito entre provincias es normal, ya que las quejas de usuarios por el pésimo servicio son permanentes.Entre las cosas denunciadas con mayor asiduidad aparecen la mala educación de los choferes para con sus pasajeros, la alta velocidad a la que viajan y la cantidad de normas de tránsito que infringen. Pero además se evidencia a simple vista la falta de control sobre el estado de las unidades y sobre el trabajo de los choferes, quienes manejan no menos de 12 horas y alcanzan jornadas extremas de hasta 16 horas.Pese a las críticas, nadie interviene y los remises siguen.

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